No podemos seguir criando a nuestros hijos como nos criaron a nosotros!

Si bien otros humanos de la Tierra más avanzados en su evolución nos lo han dicho desde hace miles de años, es hoy cuando una gran masa se ha despertado de manera abrupta y dolorosa a la realidad y sabe que la transformación es ya. Ya no tenemos tiempo de seguir dormidos en nuestros dolores y limitaciones del pasado. Es tiempo de ponernos en presente espiritual, mental, emocional y físicamente.
No todos han escuchado la voz de su alma acosando el cambio y no todos a pesar de haberla escuchado, tomarán la decisión de cambiar. Pero yo la escuché y tomé la decisión de cambiar y hablo con ustedes que como yo, están abiertos a la transformación..

Nuestras sociedades están sumidas en la esclavitud y piensan que son libres. Pero no hay libertad real en los humanos de la Tierra. Todos somos esclavos de nuestra historia biológica, genética, social y cultural. La necesidad del cambio está plasmada por todos los rincones de la Tierra. Ahora que podemos comunicarnos y vernos en tiempo real, estamos cuestionando todo. Esa es la marca de la evolución en este momento. Cuestionarse es hacer las preguntas que siempre tuvimos miedo de siquiera pensar. Dejamos pasar el tiempo y acallamos nuestras preguntas porque nos consumió el afán de la vida que nos programaron nuestros padres y nuestra cultura. Ya pasaron años para algunos, décadas para muchos y hoy sabemos que lo que nos enseñaron no era lo que queríamos ser ni hacer. Y ahora tenemos hijos e hijas que nacieron de esa genética y en esta cultura. Ahora sabemos lo que vivirán nuestros hijos y por eso los sobreprotegemos, los cuidamos en exceso pero la realidad sobrepasa nuestros esfuerzos. A nuestros hijos los está formando internet y nosotros ni nos damos cuenta de lo que están aprendiendo. El sistema nos obligó a trabajar a todos para sobrevivir y aspirar a un estilo de vida que promueven en los medios de comunicación pero que la mayoría no alcanzaremos jamás. Nos programaron para tener grandes expectativas en medios llenos de limitaciones y eso generó el caos que tenemos hoy. Cuando observo los grandes problemas que tenemos en nuestras sociedades, tengo necesariamente que regresar a los primeros años de vida en el hogar y en el colegio. Fue allí donde nos entregaron el mapa de la vida según lo establecía la sociedad y la cultura. Y hemos seguido el mapa aun siendo rebeldes y queriendo modificarlo. Caemos en el plan entregado a nosotros cuando apenas estábamos en el útero de nuestra madre. En nuestros hogares y colegios se nos enseñó a competir, a mentir, a compararnos con los demás, a cuidar la imagen del qué dirán, a tener los sueños de nuestros padres como si fueran los nuestros. Nos enseñaron unas verdades inquebrantables que luego no fuimos capaces de cuestionar y cuando logramos librarnos de esas verdades, ya habíamos caminado mucho trecho para ser capaces de romper con ellas y transigimos. Seguimos el mapa que nos entregaron, no al pie de la letra, nos rebelamos, pataleamos y finalmente cumplimos el plan asignado. Nos cargaron de expectativas inmensas, las de nuestros padres, familiares y profesores. Nos dijeron como nos veían en el futuro y nos clavaron sus sueños mezclados con los nuestros que apenas estaban en cierne. Todo esto pasó en medio del amor de nuestros padres y de nuestros profesores. Realmente nos amaban y querían lo mejor para nosotros… Pero no tenían el conocimiento que
hoy tenemos sobre las Neurociencias, la Genética, la Epigenética y sobre todo sobre la espiritualidad, la consciencia del yo y la posible la trascendencia del humano. Ellos nos enseñaron la espiritualidad desde la religión, pero la religión no contestó nuestras preguntas. Cada tirano y cada víctima fueron consolidados en la infancia. Cada inseguridad y miedo se expandieron en la infancia. Cada carencia y cada ambivalencia se gestaron en nuestros primeros años. Los prejuicios sobre los hombres y las mujeres, los blancos, los negros y los indígenas, los ricos y los pobres, los superiores y los inferiores, lo bueno y lo malo, se crearon en la infancia. La violencia y el abuso fueron grabados en nuestros cerebros en la infancia. Pero también y afortunadamente, la alegría y la voluntad, la responsabilidad, la entereza, la fuerza, la empatía, la capacidad de dar y recibir, la amabilidad, el respeto, la creatividad y la genialidad también nos fueron dados, consolidados y enseñados en nuestra infancia. No hay un periodo más importante en la vida del ser humano que su infancia, desde su concepción hasta los 7 años y no hay un periodo que marque la consolidación de lo vivido y aprendido tan fuertemente como de los 7 a los 14 años. Ahí yace el origen de nuestra cultura y sociedad con todos sus problemas y asuntos por resolver. Allí también nacieron nuestras fortalezas y resiliencia.

Hoy sabemos que la herencia transgeneracional de conductas y actitudes es una realidad. Hoy sabemos que los cambios en los genes que hacemos por efecto del entorno donde vivimos y lo que aprendemos, se heredará.

Por ello, sabemos que si queremos ver la transformación de la sociedad y la cultura debemos poner todo el énfasis y los recursos en cambiar los modelos de crianza! Trabajar con los padres y madres, adultos cuidadores y profesores en sus propios modelos de pensamiento para que sean conscientes de lo que están enseñando a sus hijos e hijas cada día, nos puede llevar al siguiente nivel en la evolución humana. Enseñamos como somos. NO como decimos que somos. NO con las instrucciones y consejos que damos. Enseñamos desde lo que somos y como nos comportamos.

No podemos mentir a nuestros hijos e hijas porque ellos ya saben cómo somos. Nos perciben, nos sienten, nos saben. Por ello es imprescindible abordar a todos los adultos cuidadores para invitarlos a una nueva forma de ser y pensar. Cuando el adulto cambia, el niño y la niña cambian.

No son nuestros niños, niñas y adolescentes los que tienen problemas. Somos nosotros los adultos que creemos que sabemos y que nuestra labor es instruir y guiar. No podemos dar más de lo que somos. Pero si podemos cambiar lo que somos y dar más.
La labor nuestra es acompañar, no guiar. Es dar y recibir. Es aprender y enseñar. Somos parte de una humanidad en evolución y la evolución es cambio, es transformación. Por ello si quieres evolucionar hacia grandes habilidades, capacidades y felicidad, debes tomar la decisión de cambiar. Tus hijos e hijas se moverán más libres en su evolución si tú cambias y permites que su
imaginación rompa todos los límites que tú tienes, ellos se convertirán en la nueva humanidad y tú serás su compañero y aprendiz a la vez. Aprenderás de tus hijos con humildad y crecerás infinitamente.

No tengas miedo de cambiar. No tengas miedo de soltar lo que te enseñaron tus padres. No tengas miedo de fracasar.
Cambia y confía en tus hijos e hijas! Ellos sabrán que hacer!

WhatsApp